martes, 7 de octubre de 2014

"DOS ESTACIONES Y MEDIA" de Liliana CHÁVEZ (Córdoba)



Narradora y poeta.
Nació en Deán Funes en 1956. Reside en Córdoba Capital. Publicó el poemario Sobre lo baldio (Argos, 2009) y participó de numerosas antologías en el país y en el extranjero. Integra REMES (Registro Mundial de Escritores en Español). Forma parte del staff del Boletín Literario Basta ya! Colaboradora  de varias páginas de difusión cultural. Cofundadora de Artistas y Pensadores Independientes (api) e iniciadora junto a Laura García del Castaño del Café Literario La bandada. Conduce desde el 2009 el programa radial Luna de Pájaros por FM Activa.

Estos poemas de Liliana Chavez breves y dolorosos son un testamento de amor, de belleza, pese al cansancio y a la tristeza. Pareciera que como una dulce flor, después del hondo silencio, ese que bordeaba la cama, después de los quejidos como trozos de vidrios, después del mismo llanto y de la bronca, emergiera entera y sabia, humana y liviana. Porque la poeta no se queda en las cenizas de un tiempo difícil y resurge como un brote recién reverdecido y escribe y transforma lo penoso en exquisitez.
En el primer poema dice “Adentro madre me habitará por siempre el amor” y solamente alguien amoroso y vulnerable, sensible y mágico  puede expresar lo que Liliana hoy nos da en Dos estaciones y media.
Gracias por la hermosura, por la emoción.
Gustavo Tisocco


Dos estaciones y media supone un itinerario en tiempo y espacio que se detiene frente a esa mujer ‘confinada al recuadro de una ventana donde los pájaros pocas veces se dejan ver’. Liliana Chavez se deja habitar por revelaciones: sabe que ‘a veces la realidad es una verdad tardía’. Su madre, en la ventana, está suspendida en el mundo sólo por su credo más antiguo y el desvelo de esos miedos convidados.  Hay una voz filial que se desdobla entre visión palpable y sentimiento profundo. Y un deseo que ampara: ‘aletea, Madre, no te quedes entre las cenizas’.  La memoria resignifica toda una historia familiar.   
Como quien musita una oración aprendida, la hija amantísima ofrenda visiones de resolana provinciana y claroscuros de tragedia. Y son tan altos su amor y su fe como la poesía que los atraviesa.
Jorge Paolantonio


De pronto
todo se llena
de sonidos
y luces.

un reflejo
hace mirar
nuevamente
hacia el cielo.

Se escucha música
donde las hierbas oscuras
aplastaban el sol

música piadosa
que destierra
miedos,
adiestra la furia
y devora

el llanto

la mudez.




                                                              “Para que las palabras no basten
                                                              es preciso alguna muerte en el corazón”
                                                              Alejandra Pizarnik

Adentro madre
me habitará por siempre el amor.
También sucede
nuestra imperfección.

Hay más silencio
en el propio silencio
más ímpetu
en lo que el grito muestra

y en la lágrima.

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